Iniciamos con los niños hace casi medio año un pequeño proyecto donde decidimos sembrar de manera orgánica nuestras propias hierbas y ¡hemos tenido éxito!, así que como les habíamos contado antes, decidimos agrandar un poco nuestra huerta y empezar con verduras.
Vivimos en el centro de una pequeña "ciudad", rodeados de comercios y en un apartamento alquilado y con un jardín pequeño donde la tierra es tan fértil como un pedazo de cemento 😂; así que empezamos a sembrar las hierbas en macetas (tenemos romero, hierba buena, orégano, orégano chino, perejil, albahaca, menta y cilantro) y a tratar de mejorar la tierra de nuestro jardín haciendo compost con los desechos orgánicos que producimos diariamente (un plus porque contaminamos un poco menos).
Las lombrices definitivamente pasaron de ser un bicho asqueroso a ser las reinas en el jardín y ahora que logramos crear el cajón donde sembramos las verduras, son las más buscadas por todos para que nos ayuden en nuestra huerta.
Empezamos con los niños estudiando un poco el proceso de crecimiento de las plantas y hablando mucho de la importancia de los alimentos orgánicos, de porque los químicos son dañinos para nuestro cuerpo y cuanta importancia tienen los agricultores que con tanto esfuerzo cosechan los alimentos que consumimos; y ahora que nos ha tocado esperar pacientes el crecimiento de las plantas, ver muchas veces que las semillas que con tanto cariño sembramos no crecen o que los almácigos se ahogan o secan, definitivamente valoramos más el esfuerzo y nuestras cosechas.
El proceso, definitivamente, no ha sido sencillo, desde la construcción por parte de mi esposo del cajón, hasta encontrar buena tierra y semillas orgánicas ha llevado su tiempo y su esfuerzo pero ver las caritas de mis hijos llenas de emoción, escucharlos hablar de todo lo que hemos aprendido en este proceso y verlos participar sin que les importe ensuciarse las manitas ha sido realmente satisfactorio, además hemos contado con ayuda de la familia y amigos lo que hace que todo sea más divertido...
Ahora esperamos con ansías la cosecha de lo que hemos sembrado (chile, cebolla, zanahoria, lechuga y tomate) y empezamos un proceso más de aprendizaje, donde la paciencia va a ser nuestra mejor aliada, la responsabilidad de cuidar la huerta será otro punto a favor y los valores del trabajo, el esfuerzo y la dedicación serán claves en el desarrollo de nuestros hijos...
¡Nos queda pedirles que nos envíen sus buenas vibras para que salga una buena cosecha! 😉






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