Querida Tatiana: Te he visto ojear perfiles de mamás, muy inocentemente por cierto, te he visto mirar las fotos bonitas, las mamás bien arregladas, los hijos calmados.... Te he visto por la calle, suspirando por encontrar la manera de que tus hijos no griten a todo pulmón y se comporten más como aquellos que de la mano tranquilos van o sentados comen sin gritar... ¡Te he estado observando y no me gusta lo que veo!, ¿Ya sabes quién soy no?, pues claramente tu voz interior, la que te quiere hacer entender que la maternidad no es un concurso y que jamás te vas a parecer a las fotos de Instagram o Facebook o a la chavala que va por allá con sus hijos tranquilos. ¿Quieres qué te diga algo más?, me gusta más lo que haces, me gusta ver que te das al 100% por tu familia, que por tus hijos te derrites y que tratas de darles lo mejor, me gusta ese pelo despeinado que prefieres dejar porque son más importantes dos pequeños que giran a tu alrededor, me gusta esa ropa cómoda con la que juegas y...
Hoy ha sido un día interesante, desperté en casa de mi abuela y disfrute de los mimos y la atención que me brindaba. Cuando me llegaron a recoger me sentí amado, alguien se preocupaba por mí y me extrañaba. Conforme pasó el día tuve mis momentos de alegría y de enojo, de frustración y de victoria. Mi mamá me ha intentado explicar cómo controlarlos, me dice que inhale y que exhale; que inhale paz y exhale enojo o cualquier emoción negativa que tenga en ese momento, que cuando respiro mis pulmones se llenan de aire, la sangre corre a mi cerebro, la presión sanguínea se regula (creo que es eso que ve mi mamá cuando se pone el tensiómetro en el brazo), que cuando inhalo hay muchas reacciones químicas que logran calmarme; aún no lo logro pero cuando ella se sienta conmigo y lo hace, a pesar de que me enojo, me siento comprendido. El día pasó, salimos a otro lugar y me aburrí, empecé a molestar a mi hermano menor y mi mamá estuvo ahí tranquila; pensé que se iba a enojar como ...